viernes, 19 de septiembre de 2008

Los pederastas, extranjeros, dan dinero a las familias para seguir manteniendo relación con los niños, la dependencia económica oculta el abuso


El proyecto Protect que Global Humanitaria desarrolla desde el año 2003 en Camboya ha propiciado la investigación de 180 posibles pederastas, la detención de 70 y la condena de 37 de ellos, ocho de los cuales fueron extraditados para el cumplimiento de la pena, según explicó la organización en rueda de prensa con motivo de la presentación de la campaña de sensibilización 'Érase una vez un niño'.
El evento contó con la colaboración del periodista Fernando González (Gonzo) y la actriz y presentadora Pastora Vega, que relataron los detalles de una iniciativa que rescata a niños y adolescentes de las manos de sus agresores sexuales en la capital camboyana, Phnom Penh. Allí, entre 10.000 y 20.000 niños trabajan en las calles para aportar ingresos a sus familias, mientras que unos 1.500 deambulan sin techo ni lazos familiares que les protejan.
En un país donde el 77 por ciento de la población vive con menos de dos dólares al día, los turistas se convierten en la principal fuente de subsistencia para estos menores de edad que tras una emigración forzosa a la ciudad, desempeñan tareas de limpiabotas o venta ambulante, exponiéndose a la explotación sexual y los abusos por "apenas algunos dólares" más.
Global Humanitaria se ha especializado en estos cinco años de proyecto en la detección de los casos de riesgo, mediante un equipo de 29 investigadores camboyanos que por su fisonomía puede infiltrarse sin dificultad entre los niños de la calle al tiempo que realiza un seguimiento de los turistas sospechosos. Cuando se detecta un caso, los trabajadores sociales de la organización entran en contacto con el niño y le ofrecen además de asistencia social y legal, la posibilidad de integrarse en su red de hogares de acogida por un tiempo indefinido.
Mientras, la ONG inicia los trámites de denuncia del agresor, algo que hasta hace no mucho podía resultar inútil porque la legislación camboyana presentaba un "importante vacío legal" en materia de protección de menores. En este sentido, la organización destaca el trabajo conjunto realizado con la Administración y las "relaciones de confianza" con la Policía local, así como la respuesta de los medios de comunicación.
LA TÁCTICA DEL PEDERASTA
"Esta red de colaboraciones y la publicación de noticias en Camboya sobre los casos investigados y condenados han generado un impacto positivo en la vigilancia del Gobierno y la policía respecto a los delitos sexuales cometidos por extranjeros, aunque la falta de medios de la justicia local y el lastre de la corrupción provocan todavía que muchas de las agresiones queden impunes", explican en Global. "la presión creciente" ejercida por el Proyecto Protect y la policía ha llevado a los agresores sexuales a establecer "relaciones de confianza más largas con las familias". En ocasiones, los pederastas les prestan apoyo económico sólo para poder seguir manteniendo relaciones con los niños y la situación suele llegar a un punto en que la dependencia económica lleva los padres a encubrir el abuso o al propio menor a tolerarlo.
"La realización de regalos, el desempeño de trabajos cerca de los niños, la adopción y la concertación de matrimonios son algunas de las fórmulas que toman estas relaciones, que obligan a menudo al menor a consentir los abusos a riego de defraudar a la familia", explica Global Humanitaria. Generalmente, los abusadores son turistas extranjeros, aunque en los burdeles de la región hay niñas explotadas como prostitutas y su clientela es de ciudadanos asiáticos.
'ÉRASE UNA VEZ'
La organización rinde ahora cuenta de la atención prestada a más de 180 niños e inaugura campaña de sensibilización y exposición fotográfica en el Aeropuerto de Barajas para acercar a la sociedad occidental la realidad de un país donde el 40 por ciento de la población es pobre, ha sido víctima de una mina antipersona, es un niño trabajador, un buscador de basura o todo a la vez.
'Erase una vez un niño' cuenta la historia de la infancia robada de una docena de víctimas y sus abusadores. Así, se explican en imágenes y en la página web de la ONG, casos como el de Sok, un adolescente tailandés que sufrió los abusos de un americano amigo de su abuelo o Reaksmey, una niña víctima del conocido como 'carnicero suizo', el pederasta condenado a once años de prisión, Hens Ulrich. El objetivo: "que ningún niño pierda su infancia antes de tiempo en ningún lugar del mundo".

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