domingo, 28 de septiembre de 2008

el "comportamiento inmoral"


Irán ha duplicado el número de policías asignados a las operaciones de represión contra las mujeres que desobedecen las normas de vestimenta del Islam, según informó el periódico local 'Kargozaran' y constató Reuters en las declaraciones de un policía, según el cual las autoridades están decididas a continuar con la campaña más larga de medidas drásticas que se ha llevado a cabo en los últimos contra el "comportamiento inmoral".

El portavoz policial Mehdi Ahmadi declaró a Reuters que "la Policía concibe la represión del comportamiento inmoral, que incluye la lucha contra los bandidos, los narcotraficantes y las personas con prendas inapropiadas, como una parte inseparable de sus responsabilidades", por lo que "continuará con el plan igual que antes".

"La represión contra el 'hiyab' (velo musulmán) no islámico continuará hasta que la sociedad esté libre de inmoralidades", reza un comunicado de la Policía citado por 'Kargozaran'. Las normas de vestimenta exigen que las mujeres se cubran el pelo y lleven prendas largas y amplias que disimulen la forma de su cuerpo.

El director de la Policía aeroportuaria iraní señaló --según 'Kargozaran'-- que a un total de 128 mujeres se les ha prohibido coger distintos vuelos debido a que no llevaban un 'hiyab' adecuado, aunque no precisó a qué periodo de tiempo corresponde esta cifra.

La última campaña policial de este tipo comenzó a mediados de 2007. En los años posteriores a la Revolución Islámica de 1979, estas reglas se hacían cumplir de forma rigurosa, pero ahora las campañas suelen durar sólo unas semanas o meses. Las infractoras pueden ser castigadas con latigazos, multas o penas de cárcel, aunque la mayoría sólo reciben una advertencia.



El velo no es el velo:

Hace unos días leía en El País un artículo de Mario Vargas Llosa titulado «El velo no es el velo» sobre la polémica suscitada a raíz del caso de Shaima y el debate en torno al hecho y a las consecuencias de aceptar el hiyad en las aulas.


La Generalitat, o Gobierno autónomo de Cataluña, ha obligado a un colegio público de Gerona a admitir a Shaima, una niña marroquí de ocho años, que desde hacía una semana faltaba a clases porque las autoridades del plantel le habían prohibido el ingreso mientras llevara el hiyab o velo islámico. El director fundó la prohibición en el reglamento del colegio, que rechaza en el atuendo de los alumnos "cualquier elemento que pueda causar discriminación". Por su parte, la Generalitat considera que "el derecho a la escolarización" debe prevalecer sobre las normas internas de los centros educativos.

A diferencia de lo que ocurre en países como Francia o el Reino Unido, donde hay leyes sobre el uso del velo islámico en las escuelas públicas, en España no existe legislación al respecto y hasta ahora el permiso o la prohibición de llevarlo estaba librado al criterio de los propios centros de enseñanza. Lo ocurrido con la niña marroquí establece un precedente que, de prevalecer y extenderse, abriría las puertas de la instrucción pública al llamado multiculturalismo o comunitarismo. A mi juicio, semejante perspectiva es sumamente riesgosa para el futuro de la cultura de la libertad en España.

A primera vista, semejante afirmación parecerá a algunos exagerada o apocalíptica. ¿Qué puede tener de malo que una pobre criatura, acostumbrada por la religión y las costumbres de su familia a tocarse con el hiyab lo siga haciendo en las aulas escolares? ¿No sería una crueldad obligarla a destocarse y lucir los cabellos a sabiendas de que, para sus creencias y usos comunitarios, tal cosa sería tan traumático como para las niñas cristianas exigirles mostrar el busto o las nalgas? De allí a considerar que prohibir el velo islámico a las niñas en los colegios públicos es prejuicio antimusulmán o etnocentrismo colonialista y racista hay sólo un paso cortito.

Sin embargo, no es tan sencillo. El velo islámico no es un simple velo que una niña de ocho años decide libremente ponerse en la cabeza porque le gusta o le es más cómodo tener los cabellos ocultos que expuestos. Es el símbolo de una religión donde la discriminación de la mujer es todavía, por desgracia, más fuerte que en ninguna otra -en todas ellas, aun las más avanzadas, se discrimina aún a las mujeres-, una tara tradicional de la humanidad de la que la cultura democrática ha conseguido librarnos en gran parte, aunque no del todo, gracias a un largo proceso de luchas políticas, ideológicas e institucionales que fueron cambiando la mentalidad, las costumbres y dictando leyes destinadas a frenarla. Una de esas grandes conquistas es el laicismo, uno de los pilares sobre los que se asienta la democracia. El Estado laico no está contra la religión. Por el contrario, garantiza el derecho de todos los ciudadanos de creer y practicar su religión sin interferencias, siempre y cuando esas prácticas no infrinjan las leyes que garantizan la libertad, la igualdad y demás derechos humanos que son la razón de ser del Estado de Derecho.

Los colegios públicos de un Estado laico no pueden ser confesionales, porque si lo fueran y privilegiaran a una religión sobre otras, o sobre los no creyentes, ejercerían una discriminación inaceptable en una sociedad de veras libre. En ésta la religión no desaparece, se confina en el ámbito privado, fuera de las escuelas y las instituciones públicas. Los creyentes pueden constituir escuelas privadas de carácter confesional, desde luego, o impartir en las iglesias o en el seno de las familias todas las doctrinas y creencias en las que quieren educar a sus hijos. Pero la religión no puede invadir el dominio público sin que principios básicos de la cultura democrática, sobre todo la igualdad y la libertad de los ciudadanos, se resquebrajen y se establezcan privilegios y jerarquías abusivas.

El velo islámico en las escuelas públicas es una cabecera de playa con la que los enemigos del laicismo, de la igualdad entre el hombre y la mujer, de la libertad religiosa y de los derechos humanos, pretenden alcanzar unos espacios de verdadera extraterritorialidad legal y moral en el seno de las democracias, algo que, si éstas lo admiten, podría conducirlas al suicidio. Porque con el mismo argumento con que se pretende que el hiyab sea admitido en las escuelas se puede exigir, también, como han hecho y conseguido los islamistas en algunas ciudades de Europa, que haya piscinas municipales separadas para hombres y para mujeres pues para las hembras musulmanas resulta impúdico compartirlas con los varones. Y, si se trata de respetar todas las culturas y las costum-


bres ¿por qué la democracia no admitiría también los matrimonios negociados por los padres y, en última instancia, hasta la ablación del clítoris de las niñas que practican tantos millones de creyentes en el África y otros lugares del mundo?

El multiculturalismo parte de un supuesto falso, que hay que rechazar sin equívocos: que todas las culturas, por el simple hecho de existir, son equivalentes y respetables. No es verdad. Hay algunas culturas más evolucionadas y modernas que otras, y aunque es verdad que aun en las culturas más primitivas existen prácticas, usos y creencias que han enriquecido la experiencia humana y enseñanzas que las otras pueden aprovechar, también lo es que en muchas culturas sobreviven prejuicios y conductas bárbaras, discriminatorias y hasta criminales que ninguna democracia puede admitir en su seno sin negarse a sí misma y retroceder en el largo camino de la civilización que lleva andado.

Francia, donde el tema del velo islámico es objeto de viejos e intensos debates, lo ha entendido así y ha dado un buen ejemplo al resto de los países democráticos prohibiendo por ley, desde 2004, "el uso de elementos ostentatorios de carácter religioso en las escuelas e institutos públicos del país". Al principio, esta medida fue considerada por algunos supuestos "progresistas" como reaccionaria y sustentada en un prejuicio contra los inmigrantes de origen musulmán. No lo era. Por el contrario, su razón profunda es dar la oportunidad a todos, extranjeros y nacionales, de cualquier raza, cultura o religión, de trabajar y vivir en Francia en un ambiente de legalidad y libertad que les permita seguir practicando todas sus creencias y costumbres que sean compatibles con las leyes vigentes. Y, desde luego, renunciando a las que no lo sean, como hicieron las iglesias cristianas en el pasado, cuando tuvieron que acomodarse a las sociedades abiertas. Si se considera que la democracia ha significado un extraordinario avance sobre los regímenes despóticos y absolutistas de antaño, es difícil entender que ella pueda ser sólo válida para los demócratas y que los países democráticos, en nombre de la falacia de la equivalencia absoluta de las culturas, admitan en su seno enclaves antidemocráticos o prácticas reñidas con los principios básicos de la igualdad y la libertad.

Quienes defienden el multiculturalismo y el comunitarismo tienen una idea estática y esencialista de las culturas que la historia desmiente. Ellas también evolucionan, de acuerdo al avance de la ciencia y los intercambios que son cada vez más frecuentes en el mundo moderno de ideas y conocimientos que, poco a poco, van transformando convicciones, prácticas, creencias, supersticiones, valores y prejuicios. Un musulmán moderno de, digamos, el Líbano o El Cairo tiene muy poco que ver con los musulmanes fundamentalistas de Darfur que arrasan aldeas y queman a familias enteras por ser paganas y ponerlos dentro de la misma etiqueta cultural es tan absurdo como considerar idénticos, por ser cristianos, a los católicos generalmente tolerantes y democráticos de las sociedades abiertas de nuestros días con los inquisidores o los cruzados medievales que torturaban y asesinaban en nombre de la cruz. Si los países democráticos quieren ayudar de algún modo a que la religión musulmana experimente el mismo proceso de secularización que ha permitido a la Iglesia Católica adaptarse a la cultura democrática, lo peor que podrían hacer es renunciar a logros tan importantes como el laicismo y la igualdad para no parecer etnocentristas y prejuiciosos. No hay etnocentrismo alguno, sino universalismo y pluralismo estrictos, en no hacer concesiones en la defensa de los derechos humanos y de la libertad.

El sistema francés me parece más claro y más eficaz que el adoptado por el Reino Unido, donde el Estado ha transferido a los colegios e institutos de enseñanza la decisión de autorizar o prohibir el uso del velo islámico en las aulas. Pero esta potestad sólo vale en lo que concierne a los estudiantes. En cambio, las maestras están prohibidas de dar clases veladas, según una decisión del Poder Judicial del año pasado, luego de que una profesora se presentara en el aula británica embutida en un niqab, especie de carpa vestuario que cubre el cuerpo femenino de pies a cabeza. ¿No es absurdo que se prohíba a las maestras lo que se permite a las alumnas o viceversa?

En las fotos de la prensa de esta mañana, Shaima, la niña marroquí de ocho años, sonríe feliz con sus grandes ojos porque podrá ir al colegio portando el velo que, según le enseñó su abuelita, deben llevar siempre las buenas creyentes. ¿Seguirá siendo tan feliz ahora convertida en la excepción a la regla en su colegio? Yo creo que las buenas almas de la Generalitat catalana la han condenado a la infelicidad.

martes, 23 de septiembre de 2008

23 de septiembre, Día Internacional contra la Explotación y la Trata de Mujeres, Niñas y Niños


"Hoy, 23 de septiembre, es el Día Internacional contra la Explotación y la Trata de Mujeres. Se trata de un fenómeno que hunde sus raíces en la historia y que estuvo ligado desde sus orígenes a las guerras, la esclavitud y el tratamiento de las mujeres como objeto sexual. Durante la época colonial, las mujeres, particularmente las africanas e indígenas, eran motivo del tráfico con un triple propósito: reducirlas a mano de obra gratuita, a reproductoras de nuevos esclavos y servir de objeto sexual. Este último propósito estaba siempre presente sin que importara que el objetivo principal fuera cualquiera de los otros dos y podía darse dentro del mercado matrimonial, como concubina o simplemente como mujer a libre disposición del patrón. Las formas actuales de tráfico no son muy diferentes y se refieren al mercado matrimonial, de entretenimiento sexual a soldados, a la mano de obra barata, a la venta de servicios a través de Internet y a las actividades turísticas y al comercio sexual, cuyos fines de explotación son el negocio mayoritario, como señala Susana Chiarotti en su estudio La trata de mujeres, la migración y los derechos humanos (2003).

El informe presentado por la Comisión Mixta Congreso-Senado para los Derechos de la Mujer y de la Igualdad (2007) concluye indicando que la prostitución en España está directamente relacionada con el tráfico de mujeres y la explotación sexual. Como consecuencia del mismo, el Gobierno de España aprobará en breve un Plan integral contra la trata de seres humanos con fines de explotación sexual y, por otro lado, solicitará a los medios de comunicación que en el marco de sus códigos deontológicos se planteen la renuncia a la publicidad relacionada con el comercio sexual para impedir el negocio de las organizaciones mafiosas dedicadas al comercio sexual.

También en esta línea, se ha puesto en marcha una campaña contra los anuncios de contactos en los periódicos españoles, a la que se puede acceder en la web www.fmpcontraexplotacionsexual.org/firmas.php y que critica que España es el único país europeo donde la prensa formal publica "anuncios de prostitución". También señala que "en un día laboral cualquiera de los cuatro periódicos generalistas más importantes de nuestro país recogen un numero considerable de anuncios (El País, 702; El Mundo, 672; ABC, 225 y La Razón, 91)". Además estima en "5 millones de euros anuales los ingresos facturados por el periódico con más tirada, El País" .

La trata de mujeres y niñas es un fenómeno de gran envergadura económica cuyo principal negocio lo constituye el tráfico con fines de explotación sexual y que, según estimaciones de la ONU, mueve anualmente entre 5 y 7 billones de dólares con unas cifras de desplazamiento se acercan a los 4 millones de personas.

viernes, 19 de septiembre de 2008

Los pederastas, extranjeros, dan dinero a las familias para seguir manteniendo relación con los niños, la dependencia económica oculta el abuso


El proyecto Protect que Global Humanitaria desarrolla desde el año 2003 en Camboya ha propiciado la investigación de 180 posibles pederastas, la detención de 70 y la condena de 37 de ellos, ocho de los cuales fueron extraditados para el cumplimiento de la pena, según explicó la organización en rueda de prensa con motivo de la presentación de la campaña de sensibilización 'Érase una vez un niño'.
El evento contó con la colaboración del periodista Fernando González (Gonzo) y la actriz y presentadora Pastora Vega, que relataron los detalles de una iniciativa que rescata a niños y adolescentes de las manos de sus agresores sexuales en la capital camboyana, Phnom Penh. Allí, entre 10.000 y 20.000 niños trabajan en las calles para aportar ingresos a sus familias, mientras que unos 1.500 deambulan sin techo ni lazos familiares que les protejan.
En un país donde el 77 por ciento de la población vive con menos de dos dólares al día, los turistas se convierten en la principal fuente de subsistencia para estos menores de edad que tras una emigración forzosa a la ciudad, desempeñan tareas de limpiabotas o venta ambulante, exponiéndose a la explotación sexual y los abusos por "apenas algunos dólares" más.
Global Humanitaria se ha especializado en estos cinco años de proyecto en la detección de los casos de riesgo, mediante un equipo de 29 investigadores camboyanos que por su fisonomía puede infiltrarse sin dificultad entre los niños de la calle al tiempo que realiza un seguimiento de los turistas sospechosos. Cuando se detecta un caso, los trabajadores sociales de la organización entran en contacto con el niño y le ofrecen además de asistencia social y legal, la posibilidad de integrarse en su red de hogares de acogida por un tiempo indefinido.
Mientras, la ONG inicia los trámites de denuncia del agresor, algo que hasta hace no mucho podía resultar inútil porque la legislación camboyana presentaba un "importante vacío legal" en materia de protección de menores. En este sentido, la organización destaca el trabajo conjunto realizado con la Administración y las "relaciones de confianza" con la Policía local, así como la respuesta de los medios de comunicación.
LA TÁCTICA DEL PEDERASTA
"Esta red de colaboraciones y la publicación de noticias en Camboya sobre los casos investigados y condenados han generado un impacto positivo en la vigilancia del Gobierno y la policía respecto a los delitos sexuales cometidos por extranjeros, aunque la falta de medios de la justicia local y el lastre de la corrupción provocan todavía que muchas de las agresiones queden impunes", explican en Global. "la presión creciente" ejercida por el Proyecto Protect y la policía ha llevado a los agresores sexuales a establecer "relaciones de confianza más largas con las familias". En ocasiones, los pederastas les prestan apoyo económico sólo para poder seguir manteniendo relaciones con los niños y la situación suele llegar a un punto en que la dependencia económica lleva los padres a encubrir el abuso o al propio menor a tolerarlo.
"La realización de regalos, el desempeño de trabajos cerca de los niños, la adopción y la concertación de matrimonios son algunas de las fórmulas que toman estas relaciones, que obligan a menudo al menor a consentir los abusos a riego de defraudar a la familia", explica Global Humanitaria. Generalmente, los abusadores son turistas extranjeros, aunque en los burdeles de la región hay niñas explotadas como prostitutas y su clientela es de ciudadanos asiáticos.
'ÉRASE UNA VEZ'
La organización rinde ahora cuenta de la atención prestada a más de 180 niños e inaugura campaña de sensibilización y exposición fotográfica en el Aeropuerto de Barajas para acercar a la sociedad occidental la realidad de un país donde el 40 por ciento de la población es pobre, ha sido víctima de una mina antipersona, es un niño trabajador, un buscador de basura o todo a la vez.
'Erase una vez un niño' cuenta la historia de la infancia robada de una docena de víctimas y sus abusadores. Así, se explican en imágenes y en la página web de la ONG, casos como el de Sok, un adolescente tailandés que sufrió los abusos de un americano amigo de su abuelo o Reaksmey, una niña víctima del conocido como 'carnicero suizo', el pederasta condenado a once años de prisión, Hens Ulrich. El objetivo: "que ningún niño pierda su infancia antes de tiempo en ningún lugar del mundo".

jueves, 18 de septiembre de 2008

..Se nos acaba el tiempo...


Bueno para quien no se haya enterado finalmente, los alumn@s de segundo de integracion social tendrán la presentacion el viernes 19 de septiembre a las 9.00 en el aula de integracion social, tras la presentacion iremos a tomarnos un cafetin para recordar buenos tiempos.
Mañana nos vemos :)

lunes, 15 de septiembre de 2008

Todavia quedan 6 meses mas...


6 mesazos!!!  son los que tendremos que estar de practicas...
os deseo mucha paciencia a tod@s,suerte!! krmn

jueves, 11 de septiembre de 2008

...la vuelta al cole...

Hola,weno despues de este veranazo q tod@s nos mereciamos llega otra vez septiembre asi que hay que ponerse las pilas ya que, segun la pagina web del ies carreño miranda, l@s alumn@s de los ciclos formativos, tendran su recepcion al nuevo curso el viernes 19 a las 11.00

Para informar a l@s alumn@s que empiezan el curso este año podreis comprobar las listas que seran publicadas el jueves 18 a las 12.00, os deseamos mucha suerte y esperemos que cubrais las plazas y que nadie se quede fuera.

Toda esta informacion se encuentra en la pagina web del instituto http://www.iescarrenomiranda.com/joomla/

Bueno para terminar unas palabras de despedida a Hugo que impartió a l@s alumn@s de integracion social y educacion infantil del I.E.S. Carreño Miranda durante el curso pasado, te deseamos que tengas buena suerte y pasate de vez en cuando a hacernos alguna visita.

Que tengais una buena vuelta al cole

martes, 2 de septiembre de 2008

Metodología de inmigración



Somos parte de una sociedad multicultural. Una realidad que ya está presente en todos los ámbitos sociales. Cuando abordemos el tema de las migraciones con grupos de alumnos y alumnas deberemos tener en cuenta que:
Los grupos formativos pueden ser multiculturales. Por lo que es importante romper la barrera que se levanta entre “nosotros/as” y “ellos/as”. Aunque no exista ninguna persona inmigrante en el grupo, simbólicamente su realidad debe estar presente, obligándonos a no distanciarnos y a no crear barreras ficticias. Con este objetivo, proponemos utilizar un inclusivo nosotros y nosotras. La sociedad multicultural debe hacer que nos sintamos parte del mismo proceso. Sólo asumiendo un plural inclusivo, podremos sentirnos parte de la situación que viven aquellas personas que viven o han vivido proyectos migratorios.
El tratamiento de los Derechos Humanos, del género y de la inmigración debe hacerse desde una posición democrática alejada de tintes paternalistas o falsamente humanitarios. La igualdad de los seres humanos es una convicción, un axioma moral indemostrable, un punto de partida innegociable de nuestra civilización y educar en este convencimiento y en los valores que a él van asociados, es una tarea mucho más difícil que la valoración de la diversidad o de la tolerancia. Sólo es posible el diálogo, intercultural desde el reconocimiento de idéntica dignidad humana e idénticos derechos cívicos, políticos y sociales.
Los estereotipos y prejuicios condicionan nuestras conductas y la visión que tenemos de las personas. Interpretar la realidad por su procedencia, cultura o religión puede ser una falsa seguridad que nos resguarda de cuestionarnos nuestra identidad a la vez que coloca al otro/as en una situación estática que nos impide la relación y el diálogo. Es necesaria la apertura hacia un concepto dinámico de cultura. Cada proyecto personal aún en contextos culturales determinados, tiene su propia definición. Los valores de igualdad y respeto deben prevalecer en las relaciones interculturales
Es importante contar con las experiencias de los participantes y las participantes no sólo para integrarlas, sino también para facilitar la incorporación de los valores desde la interpretación personal.